viernes, 24 de octubre de 2014

300 metros de torbellino psicológico



Amanece en Peña de Bernal (Querétaro, México), los sonidos de del campo se entremezclan con las nubes que cubren la cima del gran monolito. En este lugar gobernado por ritmo lento y paciente de gente trabajadora, 3 escaladores y buenos amigos preparan sus pequeñas mochilas mientras conversan y comen unos trozos del tradicional pan de queso.

El toque de un Atecocoli (caracol), anuncia el momento de ir hacia un destino tan esperado durante varias semanas previas. 

En los audífonos suena una mezcla de música prehispánica con sonidos de flautas de carrizo y tambores de piel, armonizando nuestra caminata, mientras caminamos por el sendero rodeado de bloques hermosos que nos invitan a darlo todo en ellos, el verdadero gigante espera paciente sin permitirnos ver su preciada cima, y sabemos que los bloques serán el postre. 

Después de una caminata perfecta para calentar, llegamos a pié de vía "La Bernalina" nos da la bienvenida. Después de tomar aire y alistarnos, distribuir el poco peso que tenemos entre las 3 mochilas y ponernos las gatas, nos decidimos a iniciar.

Es una sensación extraña, empezar a escalar una vía larga sin atarse la cuerda no es lo que normalmente hacemos. Bernie va encabezando, Santi en el medio y Yo al final.

Al llegar a la altura de la primera cadena, la sensación de no chapar nada por debajo, ni anclarse a la reunión, me hace pasar un pensamiento por la cabeza ¿Que hacemos aquí? Duda, miedo, culpa, emoción, adrenalina, y más sentimientos que no he identificado aún, se apoderan de mi ser y me dejan congelado durante unos segundos. Al final la seguridad triunfa por sobre todos los anteriores y continuó dejando abajo la primera reunión y sobrepasando más chapas que en ese momento de escalada sólo adornan la vía y nos marcan la ruta a seguir, ya que vamos a vista.

Luego de ese momento, una conexión total y completamente nueva para mi, me hacen uno con la roca, llenando mis movimientos de una impecabilidad de la cual nunca había sido consciente antes.

Durante todo el recorrido de 300 metros, 2 momentos más de tensión se hacen presentes, uno para Santi sobre los 100 metros aproximadamente y otro para Bernie sobre los 200, que como todos unos guerreros supieron sobrellevar y seguir adelante.

Casi saliendo a la repisa para el último largo, cuando creíamos que ya habíamos hecho casi todo, la vía nos presenta lo que para nosotros fue el trozo más técnico, cuestión de un par de movimientos, pero a unos 260 metros, sabiendo que no existe la posibilidad de fallar, la perfección y seguridad se hace notar en nuestra escalada.

Saliendo a la repisa nos quitamos un momento las gatas y bebemos un poco de agua, casi sin cruzar palabras y cada uno seguramente en un viaje interno muy fuerte. Nos ponemos las gatas de nuevo e iniciamos el último largo disfrutando los últimos metros a 4 extremidades, y después... "Race to the nose" jeje.

Al llegar a la cima, después de un abrazo y bonitas palabras, hacemos el grito que nos enseñó el chico del camping para enterarse que estamos vivos y en la cumbre.

No podría hablar por santi y por bernie, pero en mi ser, abundaba un sentimiento que aún estoy tratando de aterrizar. Durante la bajada, el rapel, y la caminata hacia el plano horizontal, mi ser sigue en estado ingrávido. Hora de celebrar con las tradicionales gorditas bernaleras, y brindar con una cerveza. 

Mientras nuestras mentes y nuestros cuerpos cansados, pero llenos de una energía inexplicable, y al mismo tiempo desbordante, reposan sobre las sillas del lugar, nuestro ser sigue allá arriba...

Para aterrizar un poco ponemos rumbo al camping por los crash pads, para ahora si, blocar a muerte! De camino diviso 2 coches que identifiqué, y claro no podían ser otros que El buen Franz y el buen Arqui, acompañados de buena bandita. La motivación aumentó y pasamos una gran tarde de bloques, proyectando en movimientos más cercanos al suelo esa maravillosa frecuencia en que desde ese instante y hasta este mismo momento en que estoy escribiendo, seguimos vibrando.

Quiero agradecer a estos dos grandes guerreros con quién he compartido esta maravillosa experiencia, por todo! A todos los que estuvieron pendientes de nosotros. Y principalmente a la vida y a la existencia, que nos dan la oportunidad de vivir grandes experiencias cada instante.

Venga!









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